Los awá

Los awá son un pequeño pueblo indígena que vive en el estado amazónico de Maranhão. Son uno de los dos únicos pueblos de cazadores-recolectores nómadas que quedan en Brasil.

Algunos no han sido contactados. Estos van desde los pequeños grupos familiares que viven en los últimos fragmentos de la selva de Maranhão, que disminuye a gran rapidez, fuera de los territorios legalmente reconocidos, a los aproximadamente 40 individuos que habitan en la reserva de Araribóia.

Los awá y otros pueblos indígenas vieron como sus tierras se abrían a invasiones de colonos sin precedentes.

En la actualidad, las tierras de los awá se han convertido en el objetivo de los madereros, que construyen carreteras en la selva, y de los colonos, que acaban con la caza de la que dependen, exponiendo a los indígenas a la enfermedad y a la violencia.

Varias grandes haciendas de ganado ocupan importantes extensiones de tierra awá y ya han destruido mucha selva. Está en manos de un juez federal determinar si deberían ser expulsados.

"Vivimos en las profundidades de la selva y estamos siendo acorralados por los blancos. Siempre estamos huyendo. Sin la selva no somos nadie y no tenemos forma de sobrevivir". To’o, indígena awá

¿Cómo ayuda Survival?

Survival está presionando a las autoridades de Brasil para que expulsen a todos los invasores de la tierra de los awá y a que ponga en marcha medidas estrictas para protegerles.

Para que los awá sobrevivan es de vital importancia que la selva, su hogar, permanezca intacta y que no se les exponga a las enfermedades que transmiten los foráneos ni a su violencia.

Durante muchos años Survival desarrolló una exitosa campaña por el reconocimiento oficial de los territorios de los awá.

Los awá cazan, pescan y recolectan productos del bosque como frutos secos y frutas. Aquellos que son nómadas, viven con gran movilidad, en grupos autosuficientes de no más de 20 ó 30 personas.

A medida que se trasladan, mantienen encendidas las brasas de sus hogueras, con las que prenden de nuevo el fuego al llegar a su destino.

Posiblemente el pueblo de los awá era sedentario, que cultivaba mandioca y cereales en sus huertas. Sin embargo, las oleadas de colonos que durante los siglos XIX y XX invadieron su tierra, les forzaron a huir para evitar ser masacrados o convertirse en esclavos. Los indígenas se hicieron nómadas para sobrevivir.

Para proteger a los awá de los impactos del gigantesco Programa Industrial
Carajás el departamento de asuntos indígenas del Gobierno brasileño, la FUNAI, decidió contactar con ellos y asentarles, en las décadas de los años 70 y 80.

Esto tuvo consecuencias desastrosas y muchos murieron de enfermedades como la malaria y la gripe. Una comunidad awá de 91 personas en el momento del contacto, cuatro años después contaba con sólo 25.

La mayoría de los awá que han sido contactados, y muchos de los que no , son los supervivientes de terribles masacres que les han marcado psíquica y físicamente.


Un grupo Awá en el bosque.
© Fiona Watson/Survival

Uno de los supervivientes es Karapiru, que sobrevivió a un ataque y pasó diez años viviendo solo, escondido en la selva y trasladándose continuamente de un sitio a otro.

Aunque su tierra ha sido delimitada y, en teoría, está protegida para el uso exclusivo de los indígenas, la realidad es que el territorio de los awá ha sido invadido, y gran parte destruido. El Gobierno ha fracasado a la hora de expulsar o penalizar a los madereros, ganaderos y colonos que ahora ocupan su tierra.

Por ejemplo, un grupo de terratenientes ganaderos está ocupando ilegalmente gran parte de la tierra de los awá donde se sabe que viven algunos grupos no contactados. En el pasado, pistoleros contratados por los terratenientes han asesinado a cualquier awá que se encontraban, y existe un gran riesgo de que atrocidades similares se puedan volver a producir de nuevo.

En otra zona del territorio awá conocida como la reserva Araribóia, grupos de madereros armados han destruido gran parte de la selva. Los indígenas aislados awá que se sabe que vivían allí no han vuelto a ser avistados en meses.

Es más, otra parte del territorio awá ha sido invadido por colonos que se han establecido a lo largo del ferrocarril de Carajás y han penetrado en lo profundo de la selva


La mina Carajás y el ferrocarril señalaron el comienzo de la migración a los territorios awá.
© Peter Frey/Survival

Para aquellos awá que fueron contactados todo esto supone que la vida en la selva sea cada vez mucho más difícil. Se ven confinados en zonas cada vez más pequeñas de su tierra, mientras la selva es destruida. Los miembros no contactados de este pueblo se enfrentan incluso a mayores peligros y algunos, de hecho, podrían haber sido asesinados.


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